La importancia de la fibra y cómo saber si tu cuerpo la necesita

La importancia de la fibra y cómo saber si tu cuerpo la necesita

¿Sabías que más del 90% de las personas no consume la cantidad diaria recomendada de fibra? Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), una dieta rica en fibra no solo mejora la digestión, sino que puede prevenir enfermedades crónicas como la diabetes tipo 2, enfermedades cardiovasculares y ciertos tipos de cáncer. Aun así, este nutriente vital sigue siendo el gran olvidado de nuestra alimentación diaria.

La fibra no es solo “algo que ayuda a ir al baño”. Es una aliada silenciosa de nuestra salud metabólica, digestiva e incluso mental. En este artículo te explicamos qué es la fibra, por qué tu cuerpo la necesita y cuáles son las señales más comunes que indican su deficiencia.

¿Qué es la fibra?

La fibra dietética es un tipo de carbohidrato que el cuerpo no puede digerir. A diferencia de otros nutrientes, la fibra pasa casi intacta a través del estómago, el intestino delgado y el colon, hasta ser eliminada. Se divide en dos tipos principales:

- Fibra soluble: se disuelve en agua y forma una sustancia similar a un gel. Ayuda a reducir los niveles de colesterol y glucosa en la sangre.

- Fibra insoluble: no se disuelve y agrega volumen al bolo fecal, facilitando el tránsito intestinal.

Ambos tipos son esenciales para mantener un sistema digestivo funcional y un metabolismo equilibrado.

¿Cuánta fibra necesitas al día?

La OMS y diversas entidades como el Institute of Medicine recomiendan:

- Mujeres: al menos 25 gramos al día.

- Hombres: al menos 38 gramos al día.

Sin embargo, la mayoría de las personas consume solo entre 15 y 18 gramos diarios, muy por debajo del mínimo necesario para obtener beneficios tangibles.

¿Por qué es tan importante la fibra?

1. Mejora la digestión:

La fibra insoluble aumenta el volumen de las heces, haciendo que se muevan más fácilmente por el sistema digestivo y previniendo el estreñimiento.

2. Controla el azúcar en sangre:

La fibra soluble ralentiza la absorción de azúcar, lo que ayuda a prevenir picos de glucosa y mejora la sensibilidad a la insulina (Slavin, 2013).

3. Reduce el colesterol:

Se ha demostrado que la fibra soluble puede reducir el colesterol LDL (“malo”) al unirse a los ácidos biliares en el intestino y ayudar a eliminarlos del cuerpo.

4. Alimenta tu microbiota:

La fibra actúa como prebiótico: sirve de alimento para las bacterias beneficiosas del intestino, lo que fortalece tu sistema inmune y mejora tu salud mental (Koh et al., 2016).

5. Control del peso:

Una dieta rica en fibra genera mayor saciedad, lo que ayuda a controlar el apetito y mantener un peso saludable sin restricciones extremas.

Síntomas de que te falta fibra

Tu cuerpo suele enviarte señales claras cuando algo no anda bien. Estos son los síntomas más comunes de una baja ingesta de fibra:

- Estreñimiento frecuente.

- Hambre constante.

- Picos de glucosa después de comer.

- Bajo nivel de energía.

- Colesterol elevado.

- Inflamación abdominal o gases.

- Mal aliento (por desequilibrio de la microbiota).

- Baja inmunidad o infecciones recurrentes.

Si te identificas con más de uno, es momento de revisar tu alimentación.

¿Dónde encontrar fibra?

Algunas de las mejores fuentes naturales de fibra son:

- Frutas (manzanas, peras, frambuesas)

- Verduras (brócoli, zanahorias, alcachofas)

- Legumbres (lentejas, garbanzos, fríjoles)

- Semillas (chia, linaza)

- Cereales integrales (avena, quinoa, arroz integral)

Además, puedes apoyarte con suplementos de fibra ya que son formulados para mejorar tu digestión sin causar inflamación, ideal para quienes buscan practicidad sin comprometer la salud.

Conclusión:

La fibra es más que un complemento: es un elemento clave en la maquinaria del bienestar. Desde tu digestión hasta tu inmunidad, pasando por tu salud metabólica, todo se ve beneficiado cuando consumes la cantidad adecuada de fibra. Escucha a tu cuerpo: si te habla con estreñimiento, fatiga o digestión lenta, puede que esté pidiendo a gritos más fibra.

Integrar alimentos ricos en fibra y suplementos es una forma sencilla, accesible y efectiva de devolverle el equilibrio a tu cuerpo. No esperes a que los síntomas se vuelvan crónicos: empieza hoy a darle a tu cuerpo lo que realmente necesita.

Referencias

- Slavin, J. (2013). Fiber and Prebiotics: Mechanisms and Health Benefits. *Nutrients*, 5(4), 1417–1435. https://doi.org/10.3390/nu5041417.

- Koh, A., De Vadder, F., Kovatcheva-Datchary, P., & Bäckhed, F. (2016). From Dietary Fiber to Host Physiology: Short-Chain Fatty Acids as Key Bacterial Metabolites. *Cell*, 165(6), 1332–1345. https://doi.org/10.1016/j.cell.2016.05.041.

- Institute of Medicine. (2005). *Dietary Reference Intakes for Energy, Carbohydrate, Fiber, Fat, Fatty Acids, Cholesterol, Protein, and Amino Acids*. The National Academies Press. https://doi.org/10.17226/10490.

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